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¡Madness han vuelto! ¡El ska británico sigue vivo!


Algo que intentamos hacer en España y no termina de salirnos es adoptar el ska, no sabemos, nos quedamos cortos, alejados. No sé qué ocurriría en Gran Bretaña a mediados de los setenta que los cuadros blancos y negros se unieron al té y a la niebla londinense de una manera casi mágica. De esta forma emergían bandas como Bad Manners, The Specials y, como no, Madness.

Fue el pasado noviembre cuando la famosa y clásica banda inglesa nos obsequió con el que es su último trabajo de estudio al que han llamado Oui oui si si ja ja da da, que sí,  que si lo traducimos al castellano sería Sí sí sí sí sí sí sí sí, algo absurdo, podéis pensar, pero es que así son ellos. Acostumbrados sus fans a temas como One step beyond, Baggy Trausers o Night boat to Cairo nos es complicado extrañarnos de que su último disco tenga un título peculiar.

Pero bueno, a lo que iba, la banda de ska británico probablemente más relevante de todos los tiempos vuelve, y pisando fuerte. Y es que aunque la NME haya calificado el disco con un 2, yo no puedo pensar en ponerle menos de un 7. No hemos de olvidar que no tratamos con un Suggs (vocalista del grupo) junto a un montón de jóvenes de dieciocho años haciendo videoclips disfrazados con instrumentos de juguete. Probablemente todos los integrantes actuales de Madness pudiesen ser nuestros padres y, aun así, pese a esa maduración en su trayectoria musical, siguen sonando de manera especial.

Ciertamente leí que Madness  no era un grupo de pop, o de ska, simplemente eran Madness. Y ahí es donde quiero llegar con su último disco. Tiene esencia Madness, con algunos guiños a antiguos temas, como pueda ser My girl 2, posible continuación de My girl; o incluso personalmente he observado influencias de colegas suyos, como puedan ser The Specials, con la canción Death of a rude boy.
Probablemente la mayoría de vosotros, pese a mi eterna pesadez con ellos, desconozcáis a la banda. Lo que es posible que no sepáis es que numerosas canciones de estos ingleses suenan en anuncios y tarareáis sin querer. Probad con Our house o It must be love y veréis que no os engaño.


Tras su última gran aparición en la gala de clausura de los Juegos Olímpicos de Londres, solo se puede esperar que aparezcan por España en algún momento y disfrutar de ellos en un directo en el que, estoy segura, seguirán ofreciendo la diversión elegante y absurda que han ofrecido siempre.


María Torres

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