Xavier
Lugué, músico y ante todo, mi hermano mayor. Nos llevamos 17 años de diferencia
y tenemos padres distintos. Más que unidos por la misma madre, creo que
estamos unidos por este fantástico mundo
de la música.
Desde
aquel momento en el que le oí tocar las teclas del piano blanco que teníamos en
casa, no pude evitar estar en profunda admiración ante la magia que producía
con sus dedos. Recuerdo cuando componía
canciones con otros colegas por teléfono, cantando las notas y marcando el
ritmo con los dedos. Desde luego, mi
hermano nació para ser músico. Sin embargo, por más que este mundo suene
increíble, su vivencia puede hacerse muy dura.
Un auténtico músico es aquel que vive por la música, aquel que la tiene
incrustada en las venas. Lo malo es que la mayoría de esta categoría trabajan
horas y horas para algo que probablemente no tendrá éxito en esta cultura de
masas extremadamente comercializada, o que, simplemente no le quedará otra
opción que producir un producto pasado por mil filtros comerciales para mantenerse
vivo. Y sin embargo, Xavier siempre se
ha negado y siempre se negará a componer algo comercial. Cuando uno
toma esa decisión no está tomando el camino fácil.
Lo
que más admiro de él es el valor que ha tenido al escoger ese camino, un camino
que desde luego nuestra educación no apoya. Porque al fin y al cabo, ¿qué se
nos dice de pequeños? Tienes que estudiar si quieres tener un futuro... y estudiando nos podemos olvidar de todo aquello que implique creatividad.
Si
haces música fracasarás, eso no aporta dinero, si bailas, pintas, etc, también; y así hasta convertirte en un artiste
raté. Pero Xavier abandonó todos estos prejuicios para hacer realmente lo que quería, e hizo bien antes de que el
sistema educativo, económico y social se llevara su genio a la basura de
reciclaje (y no para mejorar el medioambiente sino más bien lo contrario).
Cuando
lo veo ahora y veo que ha sobrevivido y se ha salido con las suya, mis
esperanzas hacia la cultura de nuestra sociedad actual se despiertan.
Hay
que reconocer que es difícil no acabar deprimido del concepto que se tiene de
cultura de hoy en día... porque si te gusta la música clásica o el jazz ya te
consideran como alguien "aburrido" o "démodé". Mi peor
experiencia en este ámbito fue poner el pie en uno de esos antros en los que
sudas, la gente te pisa, te emborrachas y te ciegan con mil luces que llevarían a una muerte rápida a cualquier epiléptico, en resumen una discoteca. Pero lo peor no queda ahí, sino en
ver a la gente "bailar" con un mismo ritmo carente de alguna posible
melodía. ¿Y qué vi? El horror del mundo contemporáneo y su destrucción del
pasado... nos hemos cargado la música y también el baile, porque no me podéis
decir que saltar sin cesar es bailar... incluso un saltamontes tiene más estilo
al saltar. Todo esto se carga el buen gusto y sin buen gusto no hay buena
cultura. Claro que hay excepciones y menos mal.
En
fin, volviendo a Xavier, es un músico de verdad que ha seguido su pasión y ha salido vivo.
Hoy en día, Xavier toca y compone para
varios artistas. Recientemente ha creado un trio de jazz del cual os dejo un
fragmento para que lo podáis escuchar si os interesa. http://www.myspace.com/xavierluguetrio/music/songs/01-the-heavy-dance-mp3-80535894
Elise Tandé
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