Con la tecnología de Blogger.
RSS

Quizás nos estábamos esperando.

-¿Dónde has estado todo este tiempo? Le preguntó la marciana al humano.
-Esperando a que llegaras ¿Por qué has tardado tanto? que...yo ya me iba. Le respondió el humano.
-A veces las cosas buenas se hacen esperar.
-Quizás, entonces, nos estábamos esperando.
-Yo siempre he estado aquí.

Yo la marciana diferente a todos, confusa en decisiones e imperfecta en acciones. Espero y espero pero el tiempo parece que se ha detenido y no hay forma de hacerlo avanzar. ¿Por qué las buenas cosas se hacen tanto de rogar?

-Lo quiero todo humano, y lo quiero ya.
-No podemos. Todavía no. Deja el tiempo correr. 

Tiempo, maldito tiempo que me hace esperar lo que nunca llegará, pero...que sabio a la vez, doctor de heridas profundas que cicatrizan tan lentamente que aún siguen doliendo...

-Pero ¿por qué no llega ya?
-¿Por qué tanta prisa marciana?, ¿No te han enseñado a tener paciencia?
-Odio esperar.
-Vive cada día como si fuera el último.
-Humano, me han dicho esa frase tantas veces que para mí ha perdido todo significado.
-¿Entonces?
-Creo que somos demasiado diferentes. Yo la marciana impaciente y tú un simple humano que vive el momento.
-¿Tu vida es eterna, marciana? La mía no.
-No estoy segura.
-¿De qué estas segura pues?
-De que soy diferente.
-¿Eso te hace especial?
-No. Me hace ser feliz.
-Me alegro.
-¿Por qué?
-Porque yo también lo soy.


Yo ya me iba

  • Digg
  • Del.icio.us
  • StumbleUpon
  • Reddit
  • RSS

1 comentarios:

F. Hardy dijo...

He de decirle, que el tiempo confiere una perspectiva muy curiosa de la realidad. Lo que en un principio creemos conocer evoluciona hacia algo diferente, tal vez mejor. Con el tiempo se aprende a ganar, y a perder. Muchas veces, las negativas siguen de aliciente para luchar por otros derroteros o metas. Pero creo que este no es el caso...

Es verdad que la marciana puede poseer un carácter errante, por lo que leo estoy de acuerdo, pero creo que ambos se están juzgando mutuamente hasta el hastío. Una, porque no entiende en un principio a los humanos y el otro porque no entiende su carácter impulsivo y errante y no se atreve a preguntarle (y me atrevo a decir, preguntarse) sin tapujos qué es lo que quiere.

Creo que ambos deberían consensuar definitivamente y ver que uno habla desde su experiencia (aunque muchas veces no se deje ver). La otra simplemente debería aflorar su naturaleza humana y además de escuchar al humano, escucharse. Sigue dolorida, pero aprendió a convivir con ello; de ahí la búsqueda de la celeridad de sus decisiones por encima de la felicidad.

Puede ser, que tal vez, quizás se sigan esperando. O no. Probablemente no. Seguramente no. No lo sé. Ellos sabrán.

Saludos.

Publicar un comentario