Puedo quejarme del zulo, por ser tan sumamente pequeño y por
ese olor a humanidad cuando entras. Puedo quejarme de la falta de enchufes, que
provocan una lucha encarecida entre nosotros, los alumnos, para poder meter
nuestro cable en el agujero (me parece una gran gilipollez, pero bueno). Puedo
quejarme de que la mitad de las sillas, no se bajan, de que los proyectores no
funcionan y de que el audio es un verdadero asco. Puedo quejarme de la
parsimonia del de secretaría, cuyas venas sólo recorre la horchata, porque
sangre creo que no. Puedo quejarme de lo mal que va secretaría, y de las pocas
informaciones que te proporcionan en muchas situaciones. Me quejo de la
antipatía de las camareras y de que da igual a la hora que vayas: SIEMPRE HAY
UN PUÑETERO BAÑO FREGADO, POR LO QUE NO PUEDES PASAR. Me quejo por estar en
segundo de audiovisuales y no saber todavía ni dónde está el plató. Me quejo
del puñetero trámite que hay que hacer para coger un simple micro o una
grabadora y de que en dos años, no sepa apenas cómo funciona una cámara. Me
quejo de las pocas prácticas y de las asignaturas tan teóricas, que en muchos
casos no me van a servir para nada. Me quejo por la desmotivación de algunos
profesores. Y por último, me quejo por el plan Bolonia y porque la UMA ha sido
una de las primeras en más rápido adoptarlo (al pie de la letra).
ATTE, Denzel Washington.