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Sigue el camino de baldosas amarillas... Si aún existe.


-        -  Toto, me parece que esto no es Kansas, ¿sabes?

Y tanto que no lo era. Un terrible tornado había sacudido Kansas de tal manera que Dorothy había volado dentro de su casa con su perro hasta aterrizar en Oz, país desconocido y mágico.

Se encontraban más allá del arco iris, en un lugar donde los problemas se centraban en las diabluras de dos brujas malvadas y horribles (una de ellas muerta tras el aparatoso aterrizaje de Dorothy y Toto). Los pequeños no dudan en alabar y recibir con canciones a la pequeña quien, extrañada, descubre que ese país es el sitio más maravilloso en el que ha estado nunca.


El Mago de Oz, de 1939, no solo destaca por ser la adaptación de la genial historia escrita con el mismo nombre, sino que, además, cuenta en su reparto con una joven y talentosa Judy Garland. Quien además de su carisma como actriz nos ofrece su voz.

Pero no me quiero centrar en esa película tan conocida. ¿Quién no conoce El Mago de Oz? Dorothy es un icono con sus trenzas, su vestido y sus zapatitos rojos. Pero, ¿alguien ha visto Oz, un mundo fantástico?

Esta película puede considerarse la segunda parte de la historia de Dorothy, su vuelta al país de Oz. Ya no hay canciones y casi ni inocencia. Se trata de un film oscuro y algo siniestro. Tras el tornado que llevó a Dorothy en primer lugar a Oz, sus tíos en plena reforma de la granja, deciden llevar a la niña a un psiquiatra para que olvide todas sus “pesadillas” referentes a Oz, invenciones para ellos. Dorothy, que lleva tiempo recibiendo señales de sus amigos, debe pasar la noche en el hospital psiquiátrico para completar su tratamiento. Una terrible tormenta azota Kansas y la niña, con ayuda de otra chica, consigue escapar por el río.


Al despertar Dorothy descubre que ha vuelto a Oz, pero esta vez sin Toto. Le acompaña su gallina Binilla que, evidentemente, habla. El panorama que encuentra es muy distinto a como lo recordaba: los pequeños han desaparecido, el camino de baldosas amarillos está destruido, y en la Ciudad Esmeralda la esperan los rodadores, hombrecillos con ruedas, siervos de la malvada princesa Momby, que intentarán acabar con ella. Para su suerte, encuentra a Tic Toc, general de la Guardia Imperial de Oz, que la ayudará a sobrevivir y a acabar con el Rey Gnomo, quien se ha apropiado de la ciudad. Además contará también con la ayuda de Cabezón (una cabeza de alce) y Calabaza Jack (una calabaza gigante con apariencia humana), para devolver al país de Oz su magia.

Dejando a un lado la alegría y las canciones optimistas de El Mago de Oz, esta película ofrece la cara menos amable de Oz, con princesas decapitadas, el Desierto de la Muerte y seres malignos.
A mí personalmente me encantó, igual porque soy adicta a todo lo relacionado con Oz. Mi miedo está ahora centrado en el estreno de Oz, un mundo de fantasía, que dudo incluso entre verla o no, por el posible defraude posterior.





María Torres García

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