Dicen que el agua
evoca las emociones. Hace dos días soñé que estaba nadando en una piscina
municipal un tanto peculiar... al principio había una multitud de personas en
el agua y era muy difícil hacer unos largos a mi antojo, no paraba de cambiar
de calle para ver si iba a ir más rápido en una que en otra. Recuerdo que en
una me ilusioné porque estaba sólo una persona, era una mujer china que
nadaba delante mía. Sin embargo, tuve que detenerme de golpe porque la mujer
empezó a hacer ejercicios de ballet en el agua. Lo curioso es que yo no le dije
nada y lo vi como una cosa muy normal, aún así, la mujer me miró con cara de
enfado como si no le gustara que me quedara mirándola (quizás eso sea de que
siempre me quedo mirando de forma muy descarada a la gente cuando me empano).
Así que viendo que no me aceptaban en esa calle, pasé a la calle de al lado,
que a mi gran contento, estaba vacía. No sé si alguna vez habéis soñado que
podéis volar, pero la sensación que sentí al nadar sola fue la misma, me sentía
totalmente libre y me deslizaba a toda velocidad en el agua. Al despertarme
tras el sueño, me sentí genial y lo primero que pensé fue en comprarme un
bañador para ir a la piscina (desgraciadamente, aun no he tenido tiempo
de hacerlo). Poco tiempo después de tener
este sueño vi la película Three Colors:
Blue, de Krzysztof Kieslowski (de la trilogía Three Colors) el hecho de que
se destacara el color azul con escenas en una piscina municipal me recordó
mucho a mi sueño.

Siempre me ha intrigado ver algún elemento durante el día que
me evoca a un sueño que he tenido la noche anterior. Curiosamente me pasa a
menudo. Los sueños tienen múltiples
interpretaciones y a veces nos pueden ayudar a entender muchas cosas. Además,
no hay nada mejor que un buen sueño a la hora de hacer empleo de nuestra
imaginación. Desde siempre me han
llamado la atención diciéndome que deje de estar en la nubes, quizás sea porque
vivo soñando.
Un grano de arena
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