Hoy estoy de resaca y para colmo dormí mal, no me
queda ni un euro de salir de fiesta. Describiré este “finde” el cuál se está
convirtiendo, junto a los demás que dejé atrás, en inexorablemente en
rutinario.
Viernes:
Después de
llegar a mi piso, y descansar, pienso en mi plan de la tarde/noche, e intento
buscar un plan alternativo: puede que una película tranquilamente lejos de todo
humo y bebidas espirituosas me hagan bien –pienso, pero justo de terminar de
pensar en mi plan suena mi móvil es verlo y tener infinitos “wasaps” y eso un
viernes solo puede significar una cosa: hoy mi tropa ansia “quemar” Málaga.
Después de confirmar lo que me temía quedo con mis
amigas, por una parte ansiosa de verlas, y, por otra, resignada a ver que mi
plan tranquilo se ha esfumado en una milésima de segundo.
El sitio de reunión la plaza Uncibay (conocida también
por ser la zona de pubs y disco-pubs) para “quemarla” entera.
Después de horas y horas recorriendo dicha plaza y callejuelas
correspondientes soy consciente de que mi cartera va “flaqueando” y en un
intento de despedirme de mi tropa, siempre salta en el último momento el
listo/a de turno que dice “¡Un chupito más y para casa!, esto sólo significa
una sola cosa: un chupito más, tres cubatas más, cinco cervezas más, un mojito
más y re-cenamos una vez más aproximadamente a las 6 de la mañana, en alguna
tienda de kebabs o pizzas.
Sábado: Después de levantarme a las 4 de la tarde
aproximadamente y ver como el resto de la tarde pasa deprisa, ya, sobre las 11
de la noche, mi “tropa” se presenta en mi piso para hacer el típico “botellón”,
donde el protagonista es siempre nuestro Vodka barato del Mercadona llamado “Knebep”, (Es curioso que nadie sepa
pronunciarlo de forma correcta será
“Neb”, “Kaneb”, “Kabep”…?).
En fin, después de dos horas nos disponemos a salir
del piso, ya que sobre las 1:30 nos cierran la lista en la discoteca, esto
significa que pasa de ser gratis a pagar diez eurazos solo por entrar.
Con las prisas decidimos coger un taxi (que ya nos
“clava” una buena suma pero todo sea por entrar a tiempo a la discoteca). Son
las 1:10, vemos la discoteca, pero no hemos tenido un factor clave en cuenta:
Las miles y miles y miles de personas (exagero lo sé) que como tú han llegado
en el último momento y están haciendo cola. Pero lo peor no es eso, en esos momentos
siempre estará el listo/a de turno que dirá “ya que estamos aquí entramos en la
discoteca”, lo cual acabas aceptando y pasas el resto de la noche dentro.
Y sin darte cuenta ya es domingo, seis de la tarde, me
he acabado de levantar, os recuerdo que mi cartera está vacía, y al mirar mi
móvil, vuelvo a tener los infinitos “wasaps”, ¿y sabéis que os digo?: Que me
voy de fiesta.
Laura,si eso.
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