Las fotografías promueven la
nostalgia activamente. La fotografía es un arte elegíaco, un arte crepuscular.
Casi todo lo que se fotografía, por ese mero hecho, está impregnado de
patetismo. Algo feo o grotesco puede ser conmovedor porque la atención del fotógrafo
lo ha dignificado. Algo bello puede ser objeto de sentimientos tristes porque
ha envejecido o decaído o ya no existe. Todas las fotografías son "memento mori". Hacer una
fotografía es participar de la mortalidad, la vulnerabilidad, la mutabilidad de
otra persona. Precisamente, todas las fotografías atestiguan la despiadada
disolución del tiempo.
Sara Rodríguez Guerra
Fotografía propia.
1 comentarios:
Muy buena entrada, aunque todo sea tan místico y etéreo.
Publicar un comentario