Si os digo la verdad veo bastante poco la televisión. Y digo
“ver”, que no “encender”, porque eso sí lo hago algunas veces a la hora del
almuerzo o de la cena… para ponerme a hacer zapping sin parar, yendo de un
canal a otro, o simplemente para tener un ruidillo de fondo con el que
acompañar la comida. Pero sobre todo, lo que de verdad me gusta es hacer
zapping. No mirar la programación, no, eso es aburrido. Como ya dije antes, prefiero
pasar de canal en canal, hasta acabar con todos, para al terminar ver que NUNCA
hay nada interesante. Quizá en alguna excepción, una especie de milagro o algún
fallo de la programación, esas veces en las que se cuela una cosa buena donde
no debiera. Ya sabemos que la mayoría de programas emitidos son telebasura, y
no voy a ahondar más en un tema tan trillado.
Siguiendo con lo del zapping, podría ponerme a hacer otra
cosa, algo que fuera útil, pero mientras comes ¿qué cosa útil vas a hacer que
apenas te quite tiempo? A mí no me gusta estar comiendo durante una hora, y ya
que he pillado esa manía… No me lleva más de cinco o diez minutos, y al menos
calmo mis impulsos. Así que eso es lo que duro viendo la televisión: lo que
dura un zapping. Pero lo cierto es que cada vez lo hago menos, estoy empezando
a sustituir la tele por el ordenador. En ese caso sí que me da igual alargar la
comida: siempre puedo ver alguna película interesante, y no esos bodrios de
serie B que ponen después de comer que, desgraciadamente, cuando voy a
Antequera siempre pone mi madre, lo que hace que estar en el salón se convierta
en un suplicio. Con el televisor que tenemos y no hay manera de conectarlo al
ordenador y poner una peli buena tras la comida… Ella se duerme con las malas,
y ¡ay si se la quitas! ¡Que se despierta! ¡Y con qué genio! Para eso,
sinceramente, prefiero la película de serie B. Total, siempre cabe la
posibilidad de dejar eso puesto de fondo y, con el ordenador y unos buenos
cascos, disfrutar del sofá de la casa sin tener que escuchar esos diálogos mal
doblados ni esas historias tan trilladas de violaciones, secuestros o asesinatos.
Y así es como el salón de mi casa se convierte en una reunión de portátiles,
cables y cascos, donde todos los miembros de mi familia excepto mi madre, se
aíslan de la realidad del salón, ajenos de ese modo a la película de serie B.
En fin, tantas palabras sobre la televisión y aún ninguna
opinión. A este respecto me gusta mucho una frase de una canción de Xhelazz.
Dice así: “la tele me ha culturizado, porque cada vez que la encienden en casa
me voy a leer a mi cuarto”. Sólo digo que me gustaría algún día poder decirla
yo. Únicamente necesito retomar el hábito de la lectura.
Y de regalo una canción de SOAD que viene al tema. Au revoir!
Cristina Serrano Pedraza
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