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"La Vida de Pi": Mucho más que una historia.


A veces las historias son algo más que simples relatos, más que cuentos que navegan entre el realismo y la fantasía para esconder en sus entrañas una enseñanza. Incluso puede ser que algunas historias guarden terribles secretos tras su magia, secretos dolorosos, secretos de una verdad mucho más desagradable y difícil de digerir. 


Ang Lee ha encontrado una historia asombrosa y fascinante que contar, una que la prodigiosa mente de Yann Martel dejó sobre el papel y que el director ha querido trasladar al séptimo arte. Y no sabe Ang Lee cuánto le agradezco que, en estos tiempos en los que los efectos digitales y las 3D parecen nublar la vista de los directores en detrimento del guión, haya filmado una película como ésta.


“La Vida de Pi” es de esas películas que consiguen que te reconcilies con el buen cine (siempre y cuando estuvieses enfadado con él). Puedo decir que la película no es ni peor ni mejor que el libro, es simplemente diferente.

Para que nos pongamos en situación, y espero no destripar mucho la película a aquellos que no la hayan visto (y que os recomiendo): 'La vida de Pi' cuenta un episodio de la vida de un muchacho indio llamado “Pi”, concretamente el de su supervivencia en un naufragio. Ang Lee construye una historia rodeada de una especie de realismo mágico porque, hijo de los dueños de un zoológico, sus compañeros de supervivencia son una hiena, una orangutana, una cebra y un tigre de bengala. Éste último pronto se convierte en su único compañero a la deriva, con el que tendrá que lidiar en múltiples ocasiones.

A pesar de esto, no nos debemos dejar engañar por una trama o un tráiler (el cual vi hasta la saciedad porque me fascinaban los efectos visuales) que en primera instancia evocan emociones de aventura. De hecho, la película trata de un profundo ensayo sobre la vida y sus perspectivas. La película en sí misma es una metáfora, eso sí, contada de manera única y asombrosa. Y es que un relato increíble, únicamente puede contarse de una manera igual de increíble.

El desenlace de la película es, como poco, maravilloso (y tranquilos, no pienso estropearos la película desvelando el final). No es maravilloso porque acabe bien, mal o regular, simplemente porque te obliga a rebobinar lo vivido en toda la película, te obliga a pensar. Cuando salgas de verla hablarás sobre la película, habiendo entendido unas cosas, y la persona con la que hayas ido habrá entendido otras.



Puedo concluir diciendo que “La Vida de Pi” es la típica historia que no es sólo una historia más. Hay que degustarla, disfrutarla en todos los sentidos. Es la típica película que te aporta una enseñanza, una historia que incluye magia (gracias a los maravillosos efectos visuales que te dejan, en muchas ocasiones, boquiabierto). Pero sobre todo, no es una historia que destaca por lo que se cuenta, sino por cómo se cuenta. Si tuviese al mismísimo Ang Lee delante de mí y me preguntase que cuál de sus historias elegiría, contestaría sin pensármelo dos veces: “La Vida de Pi es, simplemente, la mejor de todas”. 



Sara Rodríguez Guerra


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